sábado, 13 de junio de 2020
Corpus Christi
Todo comienza, se podría decir, desde el corazón de Cristo, que en la última cena, en la víspera de su pasión, agradeció y alabó a Dios y, al hacerlo, con la fuerza de su amor, transformó el sentido de la muerte a la que iba. El hecho de que el Sacramento del altar haya tomado el nombre de "Eucaristía" – acción de gracias – expresa precisamente esto: que el cambio de la sustancia del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo es el fruto del don que Cristo hizo de sí mismo, el don de un Amor más fuerte que la muerte, el Amor divino que lo resucitó de la muerte. Por eso la Eucaristía es el alimento de la vida eterna, el Pan de Vida
Como católicos, creemos que Jesucristo está personalmente presente en el altar siempre que haya una hostia consagrada en el sagrario. Es el mismo Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, que andaba por los caminos de Galilea y Judea. Creemos que El viene ahora como nuestro huésped personal, cada vez que recibimos la Santa Comunión.
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